Lina morgan: Historia de una mirada triste y una sonrisa radiante



¡¡¡MUY BUENAS QUERIDO PÚBLICO!!!

Hoy vamos a hablar sobre una persona que terminó su viaje con nosotros, tal día como hoy, en el año 2015.

Cuando una persona, sea una celebridad o no, deja de andar el camino de la vida con nosotros, un trocito del mundo desaparece con ella, borrándose su memoria de nuestros labios sin que nos demos cuenta.

Aunque esto no pasa de la noche a la mañana. 

Al principio siempre es noticia. Los que nos quedamos aquí, lloramos por un futuro truncado, porque la persona por quién derramamos lágrimas ya no va a seguir adelante, y los recuerdos nos martirizan pensando que no debe ocurrir así, que no puede terminar todo de un modo tan tajante y cruel.

Pero ya no hay vuelta atrás. Si algo nos ha dejado claro el devenir de la vida, es que todos terminamos igual: En la oscuridad.

Así que sólo nos queda lamentarnos, como siempre digo, por un pasado que ya no existe y un futuro que nunca ocurrirá.


¡¡PERO NO ES MOMENTO DE PONERSE TRISTES!!


No me duele en prenda reconocer que viví de forma muy intensa el fallecimiento de Lina Morgan. Para mí se marchó una persona muy importante que influyó de forma significativa en mi vida personal y profesional.

Pero la mejor manera que tengo ahora de honrar su memoria, es impidiendo que su agradable recuerdo se borre de nuestras mentes.

Así que vamos a hablar de esta personalidad que nos regala una amarga sonrisa al principio del artículo.


Ángeles López Segovia, conocida artísticamente como Lina Morgan, fue una actriz y empresaria teatral que se dedicó en cuerpo y alma al maravilloso mundo del teatro.

Nació en Madrid, en 1937. Según su propio testimonio, supo hacia donde se encaminaba sus pasos muy jovencita, pero como nos pasa a muchos, la gloria estaba reservada a unos pocos, y ella no estaba en la lista.

Eso no la desanimó. A pesar de no tener a nadie que la introdujera en el selecto, pero mal considerado socialmente, mundo de la farándula, decidió que eso era lo que quería y sabía que tenía toda una vida para conseguirlo.

Y no fue un camino fácil. Ya se veían truncados sus primeros éxitos por los empresarios teatrales de la época, que consideraban que era un portento siempre que perteneciese a una compañía que no fuese la suya.

Ella misma recordaba su éxito al interpretar un fragmento de "El Pichi". No era la primera opción para representar el papel, pero era un pequeño número, ella se sabía el papel y estaba en el momento justo y en el lugar idóneo.

Lo hizo tan bien que la fueron a buscar al camerino para que saliese a saludar al público, que consiguió que aquella chica, todavía desconocida, interpretase el aclamado número unas cuantas veces más.

Pero el favor del público no era suficiente y tuvieron que pasar muchos años y muchas calamidades para que el nombre de Lina Morgan apareciese con letras de neón en los carteles grandes y llamativos del teatro La Latina, su teatro predilecto.

Sin embargo las derrotas y las puertas que se cerraban por no pertenecer al inaccesible club del Mundo del Espectáculo impidieron que ella consiguiera ser dueña, junto con su hermano José Luis, del Teatro La Latina, donde produjo algunos de los espectáculos más recordados de toda la historia del teatro español.

En una conversación sobre la época dorada del teatro en España, no faltan las alusiones al "Vaya par de Gemelas", "El último tranvía", "Celeste no es un color", ni el inolvidable número final que agradecía al público su asistencia al espectáculo.

Y aunque no se reconozca, me atrevería a afirmar, casi con toda certeza, que todo el mundo sabe quien fue Lina Morgan, aunque como servidora, no hubiésemos nacido cuando resurgió de las cenizas la revista musical española, un género que se fue con ella a la tumba y en el que nadie invierte hoy en día.

Siempre con una sonrisa radiante y la mirada triste de alguien que ha dedicado toda su vida a trabajar por lo que le apasiona, ha creado un recuerdo que se graba a fuego de muchas de las mentes de los actores que empezamos desde abajo, y nos enseña que siendo disciplinados y estando dispuestos a luchar por nuestros sueños hasta las últimas consecuencias, podemos llegar a conseguir aquello por lo que hemos derramado tantas lágrimas cuando la vida nos pedía que nos rindiéramos.

Para acabar, citándola con todo el respeto y la admiración del mundo:

Muchas gracias por venir, Lina Morgan

Fte: Libertad digital